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Joaquín DHoldan: Escritor y Dramaturgo de la Villa del Cerro radicado en Sevilla.

Twitter: @joadoldan

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Las Bistecs y Ojete Calor

13.Abr.2017

En un bar al estilo alemán en el centro de Bristol (Inglaterra) suelen poner todo tipo de música. Una de las camareras se acerca y mi hijo, que también trabaja allí, le pregunta por su canción favorita. Su compañera, de nacionalidad italiana, canta "en bicho, bicho, yo me convertí, un cocodrilo soy", con bailecito incluido. A mí me gusta llamarlo, "influencia". Un fenómeno en la memoria cultural que tiene unos límites muy extraños. Meses antes, mi hijo, nacido en Malvín y criado en Sevilla me había llamado para preguntarme porque recordaba ese estribillo. Era una canción que yo le ponía de chico. No recordaba de dónde pero estaba allí. Cuando se le envié la empezó a poner en las fiestas del pub, y así, como tantas veces, una canción, de forma inesperada, influencian a otras personas.
Tengo presente ese fenómeno cuando veo el auge de determinadas costumbres que pueden confundirse con la cultura del ocio, o del entretenimiento. Pretenden ser creativos pero están asentados en la necesidad de compartir experiencias virtuales. Dicho de otra forma, son útiles a las redes sociales, pretenden llevar a otro lado, pero lo único que hacen es meterte adentro. Los dos ejemplos que me parecen más evidentes son la moda de los viajes, y la cocina moderna. Los viajes son una colección de ciudades, fotos de nosotros en distintas ciudades. Hay gente que prioriza su propia economía para viajar, si es posible en avión, y una vez en (pongamos por ejemplo: París) hablar con un taxista para volver afirmando "los franceses son...". No se plantea un viaje al interior del Uruguay como una experiencia ya que ella necesitaría tiempo e interacción personal, de verdad, la que te refleja y te muestra lo iguales que somos las personas. Quizás es peor lo de la cocina. Un plato de comida se transforma en algo que trasciende la alimentación y no tiene la necesidad de resguardar algún rasgo de identidad, lo único que se le exige es ser fotogénico (tener una buena presentación, minimalista de ser posible) y ser elaborada de forma compleja pero contrarreloj. La velocidad es un factor que incluye la competencia y la comparación. Todo muy moderno. Todo agotador.
Esta columna es un ejemplo de lo contrario. No basta con leer el título (como en las noticias modernas), su contenido no entra en un tweet (te puede llevar más de diez minutos leerla), no necesariamente habla de música comercial, y no admite comentarios (en la misma columna de opinión ¿qué sentido tendría otra opinión?, es mucho más rico que alguien la citara y en sus miles de opciones- blogs personales, perfiles de faceebook, etc.- comentara lo que quisiera, a favor o en contra; pero he constatado que quienes suelen "comentar" tienen especial preferencia por hacer públicas sus opiniones en los espacios de opinión de otros). Sobre este último punto hay mucho que hablar, grandes medios debaten y consideran seriamente eliminar los comentarios de los usuarios "anónimos", porque suelen convertirse en un espacio de catarsis sobrevalorado y se transforma en una destilería de "odio" o algo igual de triste, arbitrario, partidista, lleno de reaccionarios hablando mal del progresismo y viceversa, o de hinchas de algún equipo criticando a otro, y de "ocurrentes" (no olvidemos a los humoristas espontáneos que hacen la delicias de ellos mismos con sus radar para el juicio prematuro y el error ajeno).
Si de verdad la "influencia" funciona -quizás- estos espacios de opinión sirvan para sembrar pequeños debates, nuevas modas o modelos alternativos de arte. Las dos propuestas musicales de hoy navegan por esos mares.
Encarni Viva y Deborah Montañas son dos mujeres bien. Este dúo de Barcelona es una de las propuestas artísticas más interesantes y llena de riesgos. "Las bistecs" son "vaginocéntricas", y hacen « Electro-disgusting": una corriente artística, performántico-musical, con un objetivo: molestar y no dejar indiferente a una sociedad saturada de información ».
Estas hijas del Siglo XXI usan el humor, la actitud, la improvisación y el error como parte de su propuesta audiovisual. Los desafío a escuchar su canción "Historia del arte" (una crítica a los falos que han dominado nuestra cultura occidental) sin que se les contagie el estribillo "dórica, jónica, corintia, corintia". Cito lo que escribió un crítico de Nueva York sobre Lola Flores "no canta, ni baila. No se la pierdan".


HDA


Similar desafío nos proponen los integrantes de "Ojete calor". Hace seis años nació este dúo formado por: CARLOS OJETE (Carlos Areces, actor y humorista de la "generación chanante, en programas de humor "Muchachada Nui" y actor de películas de Almodóvar y Alex de la Iglesia) y ANÍBAL CALOR (Aníbal Gómez, DJ).
El género que predican es el subnopop. No han inventado nada, solo le han puesto nombre, como lo hacen con el término "viejoven" (ideal para comunicadores que se acercan y pasan los cuarenta pero se comportan como pibes de veinte), la música "electroabsurda" o los conceptos gastados pero innovadores como "despolitización" o la "depresión alegre".
Ellos nos plantean:
"¿Qué apareció antes: la música o la miseria? Se preocupan porque los niños juegan con armas o ven vídeos violentos, por si les domina una especie de cultura de la violencia. Y les da igual que los niños escuchen miles, miles, de canciones sobre sufrimiento, rechazo, pérdida, miseria y dolor. ¿Escuchaba música pop porque estaba deprimido o estaba deprimido porque escuchaba música pop?", se preguntaba Rob, el fracasado y decaído dueño de una tienda de discos en 'Alta fidelidad', de Nick Hornby."
Mi tema favorito de ellos es "Corre Sarah Connor (Te persigue el cyborg)" pero sacaron tema nuevo y es más actual (o no). En todo caso "déjate llevar por sus letras hasta sentirte ofendido. Que la fuerza del insulto te acompañe".

PD: Luego de escribir la columna y como amante de las contradicciones pedí a Montevideo.comm que habilitara los comentarios. Para que vean lo voluble que soy con mis opiniones.

Ya lo dicen los "Ojete", que bien, tan mal...

 



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