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Políticamente incorrecto

Políticamente incorrecto

La columna de Álvaro Ahunchain

Sobre el autor

Nací en 1962. Dirijo Ahunchain Comunicación y asesoro en esta materia a empresas privadas y públicas y partidos políticos. Soy dramaturgo y director teatral, con piezas editadas en España, Francia y Estados Unidos y estrenadas en Argentina, Chile, Venezuela, El Salvador, México, España y Alemania. Ocasionalmente he producido y dirigido televisión. Ejerzo la docencia en la Universidad Católica, el CLAEH y la Escuela del Actor. Facebook: Alvaro Ahunchain Twitter: @alvaroahunchain

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El sentido de la vida

28.Ago.2010

Inauguro este blog con el mismo rollo con que arranqué mis notas en Facebook, el año pasado. Me asiste cierta lógica. Porque antes de ponerse a hablar semanalmente sobre cosas de la vida que no tienen sentido, conviene empezar por preguntarse si la vida en sí misma tiene algún sentido.

Dejo de lado la respuesta afirmativa de quienes profesan una fe religiosa, de la que carezco. Mi única religión es el arte, y a lo largo de su historia, éste abunda en evidencias en contrario.

En un monólogo clave de "Macbeth", Shakespeare dice, traductores mediante, algo como que "La vida es un actor que consume su hora sobre el escenario, y después no se le escucha nunca más. Un cuento contado por un idiota, lleno de sonidos y furia, que no significa nada".

En "La vida es sueño", Calderón pregunta y contesta:

"¿Qué es la vida? Un frenesí.
"¿Qué es la vida? Una ilusión,
"una sombra, una ficción,
"y el mayor bien es pequeño:
"que toda la vida es sueño,
"y los sueños, sueños son".

En pleno siglo XX, Samuel Beckett lleva el nihilismo de Shakespeare a su formulación extrema:

"Las mujeres nos paren montadas sobre una tumba. Vemos la luz por un instante, y enseguida, la oscuridad para siempre".

Esta misma idea la retoman dos creativos publicitarios de la agencia Bartle, Boogle & Hegarty de Londres, para promover una consola de videojuegos:

http://www.youtube.com/watch?v=HX6ZgH348-g&NR=1

Mientras la publicidad optimista de Nike decía en los 90, "la vida es corta, jugá duro", este mensaje sombrío propone: "la vida es corta, jugá más". Es toda una definición sobre el sinsentido de la existencia. Si nada vale la pena, bueno, entonces aprovechá este breve tránsito para divertirte. ¿Son las grandes obras las que nos inmortalizan? ¿Realmente las grandes obras nos inmortalizan? Mozart y Gandhi, ¿acaso están menos muertos que Hitler y Stalin? ¿Sobrevivimos en la memoria de quienes nos recuerdan? Cuando nos recuerdan, ¿nos están devolviendo a la vida? ¿Piazzolla revive cuando disfruto el fraseo del saxo de "Años de soledad"?

Aquí va mi primer aporte políticamente incorrecto: yo creo que no. Creo que nada nos salva de la fugacidad de ser. Tal vez tener hijos la haga más llevadera, por esa ilusión de seguir viviendo en ellos. De sentir que no somos un fin en nosotros mismos sino un eslabón de la cadena que asegura la continuidad de la vida. Pero tarde o temprano devenimos en fotos viejas de un desván, imágenes marchitas que el tiempo deteriora y convierte en polvo, como a nosotros mismos.