Nuestra bendita Pluna vuelve a caer. Cayó con Varig y ahora de nuevo con Leadgate. El tiempo dirá si hubo o no vaciamiento de la empresa, como algunos acusan. Lo que hoy está claro es que los uruguayos pusimos 60 millones de dólares para que un privado protegiera las fuentes de trabajo de 600 empleados, y hoy el privado se va, dejándola con un déficit de 300 millones y 2000 empleados que defender. Aunque todo resultaba previsible, el ingrediente surrealista lo aportó una costosa campaña publicitaria que, casi simultáneamente a las primeras repercusiones de prensa del deterioro de la compañía, la mostraba como una organización próspera e innovadora.
Este problema ya ha demostrado ser cíclico. Y cíclicamente, cuando llegamos a estos desastres, siempre hay alguien que dice que debemos defender Pluna, porque tiene que haber una aerolínea con nuestra bandera.
Entonces, para que nuestras bellas nueve franjas surquen los cielos, hay que mantener en forma artificial una empresa endémicamente deficitaria con los aportes de miles, cientos de miles de uruguayos que nunca podrán darse el lujo de pagar un pasaje de avión. Qué locura, ¿no?
Se ha defendido la idea de que el estado maneje la energía eléctrica, las telecomunicaciones, el combustible y el agua potable, porque se trata de empresas superavitarias y por su supuesta "importancia estratégica". En cuanto a lo primero, valdría la pena confrontar esos éxitos con los costos de los productos y servicios que venden, analizados en comparación con otros países, para entender quién paga esos resultados tan favorables. En cuanto a lo segundo, he llegado a leer por ahí que un grupo económico que se adueñara de estas empresas podría llegar a paralizar al país para lograr siniestros fines, un poco como los villanos de Batman o los X-men.
Está bien, demos por ciertas esas conjeturas, aunque sean discutibles. Pero aún así cabe preguntarse: ¿para qué necesitamos una aerolínea? ¿Qué importancia tiene para el país que haya aviones con nuestra bandera? ¿Nos abarata los pasajes aéreos? ¿Nos otorga prestigio ante alguien importante, cual cuarto puesto en el mundial de fóbal? ¿Es un bien culturalmente valioso, que merezca formar parte de los homenajes del Día del Patrimonio? ¿Qué justifica que sigamos bancando con nuestros impuestos este gran desvarío de más de medio siglo?
La única manera de erradicar un dolor de cabeza es con un analgésico que lo elimine por completo. Desde el retorno de la democracia, venimos poniéndole a Pluna compresas frías que nos salen mucho dinero. Si ninguna ha funcionado, es evidente que la razón está en la inviabilidad de mantener una compañía aérea en un país como el nuestro. Sería fantástico que algún privado se interesara en reflotarla, pero a esta altura los uruguayos todos tenemos que exigir que no sea más a costa del salvataje financiero del estado, que significa, ni más ni menos, seguir abusando de nuestros menguados bolsillos.
Como es difícil de creer que alguien venga con 300 millones de dólares para tapar el agujero de una aerolínea de pasado deficitario y futuro incierto, lo más seguro es que los interesados vengan como en su momento lo hizo Leadgate, a aportar gestión, contando con que el estado pagará los platos rotos. Si la clase política vuelve a permitirlo, creo que la protesta de los ciudadanos de a pie debería ser aún más sonora que la provocada por la inseguridad pública. No está bueno que manejen los dineros de todos los uruguayos con una liviandad que seguramente no tienen cuando administran los propios.