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Políticamente incorrecto

Políticamente incorrecto

La columna de Álvaro Ahunchain

Sobre el autor

Nací en 1962. Dirijo Ahunchain Comunicación y asesoro en esta materia a empresas privadas y públicas y partidos políticos. Soy dramaturgo y director teatral, con piezas editadas en España, Francia y Estados Unidos y estrenadas en Argentina, Chile, Venezuela, El Salvador, México, España y Alemania. Ocasionalmente he producido y dirigido televisión. Ejerzo la docencia en la Universidad Católica, el CLAEH y la Escuela del Actor. Facebook: Alvaro Ahunchain Twitter: @alvaroahunchain

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Los prematuros y su lista de Schindler

16.Jul.2012

 


La bomba estalló el domingo 8, cuando El Observador informó que "a raíz de la noticia de que en 2011 aumentó la mortalidad infantil, y con la certeza de que son los niños que pesan menos de un kilo los que engrosan las cifras', el director de Salud de la Niñez del Ministerio de Salud Pública (MSP), Gustavo Giachetto, considera que sería 'bueno' e 'importante abordar una discusión ética sobre la 'viabilidad de los microprematuros'". El excelente y objetivo informe de la periodista Paula Barquet merece ser leído en su totalidad: http://www.elobservador.com.uy/noticia/227728/msp-quiere-discutir-viabilidad-de-los-bebes-de-bajo-peso-extremo/

El Dr. Giachetto fue cauto en sus declaraciones. Aclaró que el MSP no tiene una posición oficial al respecto, que en su interna lo ha debatido muchas veces y que no sabía "si deberíamos llegar a fijar un estándar, pero sí debatir sobre nuestra capacidad de dar viabilidad a esos chiquitos".

Legisladores opositores que además son médicos definieron la propuesta como "una monstruosidad desde el punto de vista ético", porque la vida o la muerte de un prematuro "no es algo que se pueda determinar por un burócrata detrás del escritorio".

Si bien la posición oficial del Ministerio fue analizar el tema "por lo alto", esto es, no mediáticamente sino a través de la discusión académica, me siento tentado a dar una opinión, por razones que expondré más adelante y que tienen que ver con la foto que ilustra esta nota.

No me corresponde terciar sobre la pertinencia científica de los dichos del jerarca. Es posible que, como él dice, el sufrimiento al que se expone al prematuro al intentar salvarlo sea un atenuante que justifique "declararlo inviable", que es un eufemismo de dejarlo morir. También se dice que en países desarrollados existen protocolos que marcan la línea divisoria entre luchar o no por el mantenimiento de su vida.

Pero hay muchos argumentos en contra de esta iniciativa, que además contradice en forma flagrante, como bien ha advertido el diputado nacionalista y pediatra Javier García, el reciente mensaje del presidente Mujica, que invitó a reflexionar sobre el valor de la vida.

Cuando los legisladores pro despenalización del aborto de los cuatro partidos nos estaban empezando a convencer de que, en defensa de la salud de las madres más desvalidas, había que legalizar la interrupción del embarazo dentro de las primeras doce semanas, ahora un jerarca del Ministerio de Salud Pública nos dice que debería debatirse la posibilidad de no proteger la vida de un prematuro de 22 semanas. Una columna de Pablo Mieres en este mismo portal, cuya lectura recomiendo, me hizo reconsiderar mi posición favorable a la despenalización del aborto. El dirigente del Partido Independiente incorpora un argumento de enorme peso: "¿Los indígenas tienen alma? ¿Los negros deben ser esclavos? ¿Las mujeres son incapaces y deben estar sometidas a la tutela de sus maridos? (...) Estas preguntas, cuya respuesta hoy es muy obvia, no lo era en otras épocas de la historia de la humanidad. Es más, en nombre de estas interrogantes se cometieron enormes y horrendas barbaridades. Fue necesario que la conciencia de la humanidad avanzara y reconociera que cada uno de estos colectivos tenía el mismo derecho a la vida, a la libertad y a la dignidad humana (...). Así ocurrirá en el futuro con los concebidos (...). La historia de la humanidad es la historia del reconocimiento creciente de los derechos de los más débiles. Los derechos de los concebidos son la próxima frontera en la lucha por los derechos humanos (...). Por eso no es posible tildar de conservadores a los que nos oponemos a dar un paso atrás en la protección del derecho a la vida".

(Nota completa:

http://www.montevideo.com.uy/notestaboca_nmieres_169751_1.html)

Compro por buena esta línea argumental, de una contundencia para mí irrebatible, y por la misma razón me parece que extender la desprotección a determinados recién nacidos, configuraría un nuevo paso atrás en la defensa del derecho a la vida.

Porque además, ¿quién redacta la lista de Schindler de los prematuros? ¿A quiénes asignamos el derecho a vivir y a quiénes dejamos afuera? ¿Dónde marcar la línea divisoria?  ¿En la eventualidad de que nazca un niño ciego, con espina bífida o  parálisis cerebral? ¿O sea que deberían fijarse los límites según la supuesta funcionalidad del recién nacido a los parámetros que la sociedad considera normales? Los espartanos se deshacían de los bebés que nacían inhábiles para la guerra; ¿nosotros estamos dispuestos a repetir ese prejuicio discriminatorio?

Pero hay algo aún peor. La sugerencia del Dr. Giachetto surge explícitamente como respuesta al alza del índice de mortalidad infantil en el último año. El Director ministerial dice que el 30% de los bebés que murieron en 2011, fueron los que por su prematurez pesaron menos de un kilo al nacer. Tal vez si se considerara a estos chicos no viables, la estadística mejoraría y ya nadie podría decir que las políticas de salud del gobierno son ineficientes. Entonces cabe recordar la baja sucesiva y constante de la mortalidad infantil en gobiernos anteriores, desde el de Sanguinetti hasta el de Vázquez. ¿Acaso allí la prematurez extrema no pesaba en las cifras, igual que ahora? ¿Qué cambió para que este 30% distorsione la estadística? Y más importante aún: ¿es ético tomar una decisión tan drástica en contra de la protección de la vida, sólo para que ciertos números cierren bien?

Me recuerda a la propuesta del delegado del sindicato docente en la ANEP, Daniel Guasco. Como fracasamos en las pruebas PISA, hagamos otras con los países del barrio, para salir mejor parados, porque ¡cómo vamos a comparar a nuestros niños con los de Finlandia!

Defendiendo la idea, el diputado del MPP y también médico Álvaro Vega incorporó un nuevo argumento más que dudoso: "Todas las decisiones médicas son económicas. Yo creo que el Uruguay tiene que medir en qué gasta. ¿Voy a matarme en atender personas que no tienen posibilidad de supervivencia? Hay que hacer un análisis costo-efectividad, como todas las decisiones de salud. Si lo planteamos desde el análisis moral, estamos en problemas", dijo a El Observador. Hablar de análisis de costo-efectividad cuando se trata de proteger la vida, es en el mejor de los casos un chiste de mal gusto. En algo tiene razón el diputado Dr. Vega: si lo planteamos desde el análisis moral, él está en problemas.

Leeré con enorme interés las opiniones de los lectores, coincidentes o discrepantes, que sepan más que yo sobre este espinoso tema.

Quiero justificar haberlo abordado, por el simple hecho de que las dos niñas mellizas cuya foto ilustra esta nota, llamadas Izel y Zoe Ahunchain, nacieron hace casi cuatro años en Guatemala. Son mis nietas. Que ellas estén creciendo sanas y felices, es mérito de mi hijo Federico y su esposa Ana, que sobrellevaron con heroísmo el mes más angustioso y esperanzado de sus vidas, y del equipo médico que en ese país decidió que dos microprematuras de menos de un kilo eran viables.