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¿Y por qué no?

¿Y por qué no?

Opinión, enfoques, aportes - Jana Rodriguez Hertz

Sobre el autor

Doctora en Matemática. Grado 5 en Facultad de Ingeniería UdelaR. Investigadora Nivel 2 SNI. Más en twitter: @janarhertz

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UdelaR: Reformar la Reforma

22.Feb.2013

En 1918, Ernest Rutherford demostró la existencia del protón, una partícula subatómica. Logró con ello realizar la primera transmutación de materia de la historia, de nitrógeno a oxígeno. También en 1918 se dio en Córdoba, Argentina, la Reforma Universitaria, que se extendió rápidamente a Universidades de toda Latinoamérica, y tuvo como principios fundamentales la gratuidad de la enseñanza, el ingreso irrestricto, el cogobierno, la autonomía y la extensión.

 

La humanidad, desde entonces, conoció muchísimos avances: cruzó en avión el Atlántico por primera vez, descubrió la penicilina, conoció la televisión, la energía atómica, llegó a la Luna, disfrutó de la bikini, diseñó autos veloces, perfeccionó el preservativo, avanzó en biotecnología, desarrolló la www, conectó el mundo en un segundo, y miles de otras cosas que cualquiera de nosotros podría mencionar rápidamente. Sin embargo, en toda América Latina, no logramos producir en materia de gestión universitaria una idea más “novedosa” que las generadas en la Reforma Universitaria de 1918. Ha pasado casi un siglo.

 

Las universidades son unos de los reservorios de la vanguardia intelectual. Gran parte de las ideas revolucionarias surgen allí. En todos los países desarrollados las universidades ebullen de ideas nuevas, ya sea en el plano científico, tecnológico, humanístico, etc. Tenemos la obligación de ser irreverentes, desprejuiciados, audaces, tenemos la obligación de ir más allá. Como académica me avergüenza que no nos hayamos atrevido en un siglo a tocar las vacas sagradas de los principios de la Reforma Universitaria. Ni siquiera debatirlas. No sólo eso, quien se atreve, en los pasillos de la UdelaR a cuestionar levemente la posibilidad de que tal vez acaso sería hora de discutir ligeramente alguno de estos principios, cae irremisiblemente en el agujero negro de “lo facho” y se convierte en anatema.

 

¿No es hora de empezar a debatir esto? Creo que es hora. Empiezo por algunas líneas. En lo personal, el cogobierno, tal como lo conocemos ahora, me parece un auténtico disparate académico. Los Consejos de las Facultades tienen 5 consejeros docentes, 3 consejeros estudiantiles, 3 consejeros egresados y el decano. Creo que es un disparate. Obviamente, es sólo mi opinión, no estoy pretendiendo imponerla, pero ¿no puede esta conformación al menos discutirse? Busquen los rankings de universidades mundiales. Elijan cualquier criterio que deseen. En los top 100 de las universidades del mundo según cualquier ranking decente que elijan, no hay NINGUNA universidad cogobernada. Ninguna. ¿Es realmente tan fantástico el cogobierno? ¿Podemos nombrar algún logro académico tangible que haya surgido a través de él? ¿No es hora de hacer un balance a casi 100 años de este sistema?

 

Otro monstruo sagrado: la autonomía. Me parece que es un tema más delicado que el cogobierno. Hay aspectos de la autonomía que me parecen positivos. Permite que la agenda académica no esté supeditada a los intereses de los poderes de turno, algo que es indispensable en el desarrollo del conocimiento. Pero también provoca que la Universidad se encierre en su torre de marfil y deje de rendir cuentas a la sociedad. ¿No es posible tener una comisión mixta, a la que UdelaR deba rendir cuentas por un lado, pero mantenga un comité de notables académicos que puedan operar independientemente? En el primer mundo hay universidades muy bien rankeadas que funcionan con capitales mixtos (estatales y privados). Tienen un comité ejecutivo donde rinden cuentas de la plata, que tiene participación de académicos y privados. Y también tienen un comité científico, lejos del flujo de la plata, donde se decide la agenda académica. No es simple igual el equilibrio de poderes para que uno se mantenga independiente del otro. Pero es una vía posible.

 

Un párrafo aparte merece la extensión. Me parece increíble que a la hora de los ascensos sea un rubro en el que se nos evalúa. La propia UdelaR no tiene claro de qué se trata: basta ver la definición que damos nosotros mismos http://www.extension.edu.uy/que_es_extension .

 

Mientras tanto, le damos poca bolilla a lo que todo el mundo civilizado considera importante. La producción científica de UdelaR da vergüenza, está MUY por debajo de los estándares internacionales. Son escasísimos los casos en que se penalice de algún modo la baja producción científica. Ojo, es bueno que haya gente de la Universidad que se relacione con el medio y se produzca algún tipo de retorno de lo que la sociedad invierte en nosotros. Pero no lo que mayormente es considerado extensión en UdelaR, que a veces raya lo ridículo.

Por otro lado, no le damos la misma importancia a estimular fuertemente el publicar asiduamente en revistas de calidad. ¿Acaso no sabemos los universitarios que eso es prioridad en cualquier centro académico desarrollado del mundo?

 

Para concluir, es posible que en 1918, la Reforma haya sido un avance. Pero que un siglo después no podamos siquiera discutirla, definitivamente no lo es. ¿No es hora de reformar la Reforma?