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La columna de Carlos Garramón

La columna de Carlos Garramón

Acontecer global y economía política regional

Sobre el autor

Reflexiones sobre el acontecer global y su interacción con la economía regional. Columna de Carlos Garramon, ingeniero agrónomo con especialidad en Economía Agraria, master en Economía Agraria en la Universidad Católica de Chile, PHD(c) de la Universidad de California, Campus Berkley. Funcionario de FAO en Roma, representante de FAO en la Argentina, consultor del BID, Banco Mundial, Naciones Unidas y PNUD.

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Globalización Vs. Proteccionismo: Xi-Jinping Vs. Donald Trump

17.Dic.2017

La cumbre de la OMC en Buenos Aires fue el escenario perfecto para el enfrentamiento entre Globalización y Proteccionismo protagonizado por los gobiernos de Xi-Jinping y Donald Trump. El giro de EE.UU. a comienzos de año -America first- liberó un espacio que China está ocupando, estratégicamente, erigiéndose en líder mundial del libre comercio y del multilateralismo sin abandonar su interés superior de profundizar el intercambio comercial y de inversiones con EE.UU. Un enfrentamiento entre lucidez y torpeza

El último Congreso del Partido Comunista de China (PCCh) concluyó con la aprobación por parte de los 2300 delegados presentes, de la inclusión en la Constitución del Partido del llamado "pensamiento de Xi-Jinping sobre el socialismo con características chinas en una nueva era", lo que significó la entronización de Xi al nivel de los máximos líderes históricos de la República Popular: Mao Tse-tung y Deng Xiaoping. En su intervención final Xi habló de "la ambición de China de constituirse en el país número uno en el mundo para el 2050".

¿Qué implica "el socialismo con características chinas en una nueva era" para la definición de una estrategia de relaciones internacionales y comerciales?. ¿Le otorga al giro que ha experimentado China en su política exterior una cobertura ideológica o éste cambio es puramente el aprovechamiento de una oportunidad?

Nuestra respuesta es que existe una interacción virtuosa entre la oportunidad abierta por
la política externa de Trump y la necesidad del nuevo modelo económico enunciado en el último Congreso del PCCh de abrirse al mundo para respaldar la modernización industrial, el mayor consumo interno, la aceleración de sus inversiones externas y el control de los recursos naturales a nivel global.

En este contexto, China se erige como el líder de la globalización. Liderazgo que se ha visto facilitado por la retirada de EE.UU. en el plano internacional, cuestionando alianzas, rompiendo acuerdos y pregonando su enfoque nacionalista y proteccionista. Mientras Trump "descontruye", el gigante asiático impulsa lazos políticos, culturales y promociona inversiones

A la vez que el Congreso de EE.UU. recorre las últimas etapas de la aprobación de la ley que rebaja los impuestos, fundamentalmente el referido a las ganancias corporativas, Xi-Jinping avanza en la estrategia de convertir a su país en el principal exportador mundial de capitales, reemplazando precisamente a EE.UU. e incluyendo a su vez a éste último como el destino más atractivo para la radicación de sus inversiones. Ya en el 2016 las inversiones chinas en el exterior superaron a las estadounidenses. China espera que para el 2025 sus inversiones de capital en el exterior, que hoy ascienden al 5% de su producto, asciendan al 30% del producto, lo que significa realizar inversiones en el exterior, entre sector público y privado, por más de 1.5 billones de dólares. A su vez, como contrapartida, en la próxima década China aspira a recibir inversiones extranjeras directas por un billón de dólares.

Hoy el stock de inversión extranjera de China en EE.UU. supera los 180.000 millones de dólares -esta cifra era de 5000 millones en el 2000-. Con la reforma impositiva y la consecuente reducción del impuesto a las ganancias corporativas, la inversión china en EE.UU. aumentará considerablemente en los próximos años.

A partir del enfrentamiento inicial, incluidas las amenazas de Trump a China para frenar sus inversiones con aranceles exorbitantes, en el transcurso del año las dos potencias mundiales han ido sentando las bases para la construcción de un círculo virtuoso en la relación bilateral. Por un lado, China favorecida por la reducción del impuesto a las ganancias corporativas, aumentará sus inversiones en EE.UU. especialmente en compañías de alta tecnología, adquiriendo el "know how" necesario para sustituir su antiguo modelo de desarrollo industrial. Por otro lado, EE.UU. resignando su hegemonía sobre la economía global pero a la vez atrayendo capitales para impulsar su crecimiento económico, reducir el desempleo y alimentando el paradigma "America first". Ambos amortiguando los factores de conflicto que obstaculicen el círculo virtuoso que genera la "declarada" confrontación entre globalización y proteccionismo.
Pero no siempre el mecanismo de amortiguación opera. A veces es políticamente conveniente que surja la controversia. Y cuando surge la controversia ambos parecen haberse embanderado con la globalización y el proteccionismo hace décadas y no en el correr del presente año. La OMC es justamente el escenario perfecto para que se exprese el aspecto confortativo de este círculo virtuoso en que se complementan las estrategias de política comercial de China y EE.UU. La sección inaugural y de clausura estuvieron protagonizadas por un choque entre la postura proteccionista del Gobierno de
Donald Trump y la decidida defensa de la globalización y el libre comercio realizada por el Gobierno de Xi-Jinping.

El Ministro de Comercio de China, Zhong Sahan, expresó en su discurso inaugural: "El proteccionismo comercial está creciendo y la globalización enfrenta grandes desafíos.
Creemos que ningún país pueda ser capaz de alcanzar el éxito en el aislamiento...China apoya la globalización económica y el sistema multilateral de comercio".
La posición de China fue secundada por gran parte de los 164 países participantes. Particularmente por la Unión Europea, la cual siente que EE.UU. la ha dejado sola en la batalla contra el proteccionismo.
La UE, a diferencia de China que se felicita de haberse apropiado de la lucha por la globalización y el libre comercio, se siente traicionada por un aliado tradicional como EE.UU. en su lucha de décadas a favor del multilateralismo. Décadas en que la estrategia china rechazaba estos conceptos y era acusada por EE.UU. y toda la comunidad internacional de generar barreras al comercio y desconocer al multilateralismo y sus instituciones.

América Latina también cerró filas contra Trump. Los cuatro países del Mercosur liberaron una declaración de apoyo explícito al multilateralismo, a la cual se sumaron otros países, entre ellos Colombia, Chile, Perú y México.

Tanto la Unión Europea como gran parte de América Latina han sido coherentes con su posición histórica en relación al libre comercio y al multilateralismo. China ha adherido a esta posición en el último año, lo cual evidencia un formidable giro estratégico de Xi-
Jinping ante el inesperado triunfo de Trump y su discurso nacionalista y proteccionista.

En síntesis, EE.UU. dejó un formidable espacio libre que está ocupando China para ampliar su influencia internacional, promover sus inversiones en terceros países y a su vez negociar con Washington el ingreso de inversiones y bienes en el mercado norteamericano. Todo ideológicamente amparado bajo el "pensamiento de Xi-Jinping sobre el socialismo con características chinas en una nueva era".