En la tarea de repensar nuestro sistema educativo juegan un sin fin de factores, pero como lo demuestran las evidencias, uno de los más significativos es elevar el nivel de los docentes. La Universidad Nacional de Educación se dirige hacia ese objetivo. Lograrlo, es tarea de todos.

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Otra Universidad, ¿no será mucho?

23.Mar.2018

En la tarea de repensar nuestro sistema educativo juegan un sin fin de factores, pero como lo demuestran las evidencias, uno de los más significativos es elevar el nivel de los docentes. La Universidad Nacional de Educación se dirige hacia ese objetivo. Lograrlo, es tarea de todos.

 

El 2018 nos enfrenta a una decisión crucial para el futuro de nuestra educación. Continuar mejorando el actual sistema educativo implica una multiplicidad de factores que actúan simultáneamente. Elevar el nivel de la Formación Docente se hace imprescindible a la hora de repensar la educación en Uruguay. Para ello es indispensable dotar de carácter universitario a la Formación Docente.[1]

 

La creación de la UNED no será una solución mágica para resolver las deficiencias que mantiene nuestro sistema educativo pero será un paso enorme para revitalizar uno de los factores centrales que hacen al proceso educativo. "Contar con docentes adecuadamente formados, en cantidad suficiente, trabajando en buenas condiciones, motivados, acompañados y reconocidos profesionalmente por la tarea que desempeñan constituye una cuestión central del funcionamiento y desarrollo de cualquier sistema educativo."[2] Y a esa tarea debemos abocarnos.

 

Mucho se ha hecho desde 2005 a esta parte. Comenzando con el aumento del porcentaje del PIB destinado a la educación, que en la actualidad ronda el 5%. Se ha invertido en infraestructura, ha crecido el gasto por alumno, se ha concretado el boleto gratuito para toda la enseñanza Media, se aplica un amplio programa de becas, se ha logrado aumentar la cobertura a números históricos y se ha apostado fuertemente a un creciente aumento salarial para la labor docente.

 

Tenemos bien en claro que todas estas concreciones no son suficientes. El incremento de los salarios docentes se ubica por encima del 70% (para el período 2004-2015[3]), pero no desconocemos que nos queda camino por recorrer. La tarea de educador se encuentra desvalorizada, puesta en discusión desde diferentes actores sociales y cargada de una responsabilidad que, en ocasiones, excede las posibilidades de acción que en la práctica tiene. En este contexto, nos encontramos en un punto que nos coloca ante la carencia de docentes.

 

A comienzos de este año, el Consejo de Formación en Educación presentó un informe sobre las características de su matrícula.[4] Actualmente cuenta con 23.552 estudiantes distribuidos en 31 centros de todo el país (el Instituto de Perfeccionamiento y Estudios Superiores también funciona bajo la órbita del Consejo). Más de la mitad (el 56,7%) de los alumnos cursan las diferentes carreras de profesorado, un 22,3% está inscripto en el curso de Maestro de Primaria y el resto se divide en las diferentes opciones que ofrece el Consejo (Maestro de Primera Infancia, Educador Social, Maestro Técnico, Profesor Técnico, Asistente de Laboratorios Digitales).

 

El aumento de la matrícula ha sido muy significativo a lo largo de este siglo. De 13.552 alumnos inscriptos en el año 2000 se pasó a más de 23 mil al 2017, un crecimiento de casi un 80%. Este resultado se puede explicar por la multiplicación de centros en todo el país, con la creación de institutos en todo el territorio, con nuevas carreras y especialidades. Además de la incorporación de modalidades semipresenciales o el otorgamiento de becas, que favorecen el acceso a las distintas carreras. Estos factores también han incidido en la distribución territorial de los estudiantes: el 61% se encuentra matriculado en algún departamento del interior.

 

Otro dato relevante es la distribución del alumnado por grado: casi la mitad, un 47.2% se encuentran inscriptos en el primer año de alguna de las carreras que ofrece el Consejo. Y la distribución es escalonada: en segundo año un 21.7%, en tercero un 16.2% y en cuarto un 14.8%. Estos números son evidencia de uno los problemas más graves que afronta la Formación Docente, como es el escaso número de egresados.

 

Otro aspecto que debemos atacar con celeridad es la formación permanente de nuestros docentes. La educación Primaria establece la titulación obligatoria para el ejercicio de la docencia, pero sólo el 22%[5] de los maestros ha obtenido algún tipo de certificación de especialización luego del título habilitante.

 

En educación Media la situación muestra que aún persiste un alto porcentaje de docentes no titulados, aunque estos números han mejorado en los últimos años. Entre los profesores de secundaria del sector público, un 27% ha cursado especializaciones en temas asociados a la docencia. Se observan estudios de posgrado como diplomas y maestrías en educación, investigación educativa, evaluación, currículo y especialización en dificultades de aprendizaje.

 

En educación Técnica se observa el menor porcentaje de profesores titulados del sistema, menos del 50%. Dentro de los que no tienen formación en educación, muchos cuentan con título universitario. Tomando la globalidad de los docentes del subsistema, el 21% poseen una especialización de posgrado vinculada a la tarea educativa.

 

Estos datos muestran la urgencia de generar una variada oferta de posgrados accesible al colectivo docente. Este reclamo no implica el desconocimiento de la importante tarea llevada adelante por el Instituto de Perfeccionamiento y Estudios Superiores y la Universidad de la República. Desde el IPES se ofrecen cursos de posgrado y de actualización y perfeccionamiento, que actualmente, no logran cubrir la demanda existente. La UdelaR también brinda un espacio para los egresados de Formación Docente a nivel de especializaciones, maestrías y doctorados pero con una oferta errática y con criterios muy disímiles. Mientras algunas facultades han mostrado una gran apertura (caso de Ciencias Sociales o Ciencias) otras mantienen criterios de selección que obstaculizan el ingreso con requisitos que se transforman en barreras para el desarrollo profesional de los docentes, sobre todo, de los más jóvenes.

Por otra parte, las Universidades e Institutos privados ofrecen una amplia gama de posibilidades pero, en la mayoría de los casos, su oneroso costo impide un acceso masivo.

 

La UNED debe tener como uno de sus principales objetivos brindar la más amplia gama de oportunidades, sobre todo, para las nuevas generaciones creando el ambiente propicio para que la formación permanente no sea una excepción.

 

Como sostiene el Grupo de Reflexión en Educación[6], la concentración de la titulación de carácter preuniversitaria concentrada en la ANEP conlleva una serie de aspectos negativos. Se le otorga mayor énfasis a la enseñanza, dejando de lado la investigación y la extensión. Y sobre todo, la dificultad que encuentran los egresados para continuar con sus estudios universitarios por el carácter terciario de su formación de base, tanto a nivel local como internacional.

 

La creación de la UNED no busca la ruptura de los lazos con la UdelaR o la UTEC, al contrario, pretende profundizarlos. Pero para cumplir con ese objetivo es necesario equipar su status. Hoy nos encontramos con un órgano desconcentrado (el Consejo de Formación en Educación) y una institución universitaria, lo que genera, entre otras cosas, un dificultoso tránsito entre ambas entidades. Debemos apostar a la colaboración, pero para ello, es necesario igualar su rango legal.

 

Además, es más que relevante lo que sostiene el GRE: "el estatus y el trabajo académico de nivel universitario, la posibilidad de mayores intercambios con el exterior, la prescripción legal del título habilitante para ejercer la docencia en la enseñanza en los niveles primario y secundario, pueden significar que la Formación Docente comience a tener un mayor atractivo. No obstante, se hace necesario que el Sistema Educativo rediseñe una carrera docente más dinámica, ofreciendo a aquellos que lo prefieran una diversificación de tareas que sustituya a la función de enseñanza como la cuasi única opción durante toda la vida laboral. El currículo de la nueva universidad debería ofrecer la formación requerida en cada caso, así como la posibilidad de perfeccionamiento permanente." [7]

 

Para consolidar la permanencia y la titulación será necesario que la UNED cuente con un fuerte presupuesto destinado a becas (reforzando lo ya hecho por el CFE) para aquellos estudiantes que lo requieran. De esta forma se podría abatir el trabajo paralelo a los estudios lo que enlentece y en, ocasiones, trunca la carrera en curso. Al mismo tiempo, sería deseable profundizar un sistema de orientación y seguimiento del estudiante, como apoyo durante el desarrollo de la carrera.

 

Otro pilar de la esencia universitaria es la extensión, que de la mano de la investigación deberán jugar un rol central. Se debe redoblar esfuerzos en profundizar, la ya existente, reflexión sobre las prácticas educativas que los docentes realizan con singular éxito a lo largo y ancho del país. Analizar y sistematizar las experiencias que obtienen buenos resultados y poner énfasis en las dificultades que los docentes encuentran en el aula día a día. Es imprescindible contar con los recursos y las herramientas que otorga la institución universitaria para desarrollar estos ámbitos de reflexión que redunden en una mejor calidad educativa.

 

En la tarea de repensar nuestro sistema educativo juegan un sin fin de factores, pero como lo demuestran las evidencias, uno de los más significativos es elevar el nivel de los docentes. La Universidad Nacional de Educación se dirige hacia ese objetivo. Lograrlo, es tarea de todos.

 

 

 

 

 

 

 


[1] Este artículo ha tenido en cuenta el invalorable aporte del Grupo de Reflexión sobre Educación (GRE), que ha enriquecido la discusión sobre la necesidad de la creación de la UNED con gran esfuerzo y compromiso. Para la redacción del presente trabajo se han tomado en cuenta varios de los Documentos elaborados por el Grupo.

[2] Citado en: INEEd (2017), Informe sobre el estado de la educación en Uruguay 2015-2016,

INEEd, Montevideo, pág. 147.

[3] ANEP (2016), Evolución Presupuestal.

[4] Lamas, Claudia y Evans, Thomas (2018), Informe matrícula del Consejo de Formación en Educación 2017. Consejo de Formación en Educación (CFE). Montevideo, Uruguay.

[5] Datos extraídos de: INEEd (2017), Informe de la Encuesta Nacional Docente 2015, INEEd, Montevideo.

[6] Grupo de Reflexión sobre Educación (GRE), Documento N° 4, Aportes a la discusión de la Ley Orgánica de la futura Universidad Nacional de Educación. GRE, Montevideo, setiembre 2012.

[7] Grupo de Reflexión sobre Educación (GRE), Documento N° 6, Para repensar la formación docente. GRE, setiembre 2013.