Hoy, 26 de marzo de 2015, conmemoramos los 200 años de aquel 26 de marzo de 1815 cuando la Bandera de Otorgués se enarboló en Montevideo, siendo considerada desde entonces un emblema de la independencia del Pueblo Oriental y de su rechazo a la dependencia de los imperios europeos y también al centralismo unitario porteño.
Sin lugar a dudas todo el año 1815 es el apogeo de la figura de Artigas, donde se desarrolla gran parte de su utopía independentista, democrática, republicana, federal, popular, libertaria y antiimperialista.
Es la época de sus principales victorias contra el centralismo unitario porteño (con desvíos monárquicos) y la extensión de su protectorado de los “Pueblos de los Hombres Libres” o Liga Federal, que incluía a la Banda o Provincia Oriental y a las hoy argentinas Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Santa Fe y Córdoba.
En particular para toda la Provincia Oriental es el año de la liberación definitiva del Imperio Español y de autonomía respecto al centralismo de Buenos Aires, que hasta el momento solo ocupaba Montevideo gobernado por Miguel Soler hasta que sus fuerzas bonaerenses fueron derrotadas en la “Batalla de Guayabos” por los “federales”, viéndose obligadas a evacuar Montevideo. Artigas nombró en el cargo de Gobernador Militar de Montevideo a Fernando Ortogués, del Regimiento de Dragones de la Libertad, a quien le tocó enarbolar la bandera tricolor Artiguista el 26 de Marzo de ese año, cumpliendo la orden de Artigas que “se levante una bandera igual a la de mi Cuartel General:” azul y blanca con una banda punzó (roja) para que luciera en todas las Provincias de la Liga Federal. Estudiando, el oficio de don José Artigas del 4 de febrero de 1815, documento que nos permite orientarnos en la interpretación de estos símbolos, podemos concluir que para don José el color rojo representaba “la sangre derramada para sostener nuestra libertad e independencia”, el color azul simbolizaba la “decisión por la República” y el color blanco era el “signo de la distinción de nuestra grandeza”. Esa bandera ya había sido izada en diferentes versiones pero siempre con los mismos colores, el 13 de enero de 1815, en el Cuartel de Arerunguá, el 26 de Febrero de 1815 en la Banda Oriental y el 13 de Marzo en Entre Ríos. Finalmente, a las 6 de la mañana del domingo 26 de marzo de 1815, se izó por primera vez en Montevideo una gran bandera tricolor en la Casa Fuerte, local de la autoridad político-militar de la época, y otra chica en la Ciudadela.
La bandera que el jefe de los Orientales mandó izar en las provincias de la Liga Federal no era más que la materialización de un programa republicano y revolucionario para que la enarbolaran con orgullo sus soldados y paisanos y para que la temieran los adversarios y enemigos. Esa bandera de los pueblos libres surge como una clara diferenciación entre quienes luchaban por la autonomía independentista y los que seguían la política centralista y pro monárquica de Buenos Aires.
En la actualidad, pese a las traiciones y derrotas personales de Artigas, las banderas provinciales de la mayor parte de estos “Pueblos Libres” siguen manteniendo los colores Artiguista y sus concepciones democráticas, republicanas y federales se volvieron principios indiscutibles en toda América del Sur aunque con diversidad ideológica.
Pasaron 156 años para que de aquellas primeras banderas tricolores rojas, azules y blancas de Otorgués se volvieran a izar y flamear por miles el 26 de marzo de 1971 por las calles de Montevideo, cubriendo toda la explanada de la Intendencia de Montevideo y a lo largo de varias cuadras de 18 de Julio. Volverían a ondear a lo largo y ancho de la Avda. Agraciada en noviembre de 1971, ilusionando de victoria a toda nuestra izquierda que enfrentó con la misma dignidad y coraje de aquellos paisanos Artiguista el golpe fascista cívico-militar de 1973. Durante 11 años no pudieron salir a la calle pero fueron guardadas cariñosa y celosamente por miles de frenteamplistas hasta que comenzaron a aparecer en las caceroleadas, las marchas de la Juventud, el acto del Obelisco del 83 y de forma más masiva el día de la liberación de Seregni y el de la des proscripción parcial de algunos sectores y dirigentes del FA, el regreso de Wilson Ferreira Aldunate y la campaña electoral del 84. Las mismas que rodearon el Palacio Legislativo el 15 de Febrero del 85, acompañaron al presidente electo democráticamente y celebraron la liberación de los presos políticos en marzo de ese año y luego las que día a día, mes a mes, año tras año, fueron acompañando el crecimiento del FA y su Unidad en la Diversidad guiadas por Seregni hasta llegar en 1989 al Gobierno de Montevideo, en 2004 al Gobierno Nacional y en 2005 a otros siete Gobiernos departamentales del Interior del país.
Son las mismas banderas bajo las cuales se consolidaron los avances progresistas del Gobierno Nacional desde 2005 hasta hoy, que han permitido un excepcional crecimiento con equidad y una mejora en la calidad de vida de la inmensa mayoría de la población.
Mucho se ha hecho, sin embargo desde nuestra concepción de izquierda sabemos que falta aún mucho más por hacer. Nuestras banderas tricolores están nuevamente en la calle en todo el país, preparando todas las “batallas” electorales del 10 de mayo en los 19 departamentos y 112 municipios, y en cada una de ellas siempre, como símbolo de la Unidad en la Diversidad, con un mismo programa y un único objetivo: Contribuir a un Proyecto Nacional de Desarrollo que pone acento en la gente y que ha sido aprobado tanto en Octubre como en Noviembre por la mayoría de la ciudadanía.