La incertidumbre que se registra en el comercio de frontera es el resultado de la combinación del enlentecimiento de la economía mundial y de la crisis por la que atraviesa la economía del Brasil. Este complejo panorama provoca un cambio en la expectativa de los consumidores y por lo tanto, una retracción del consumo privado.
La depreciación del Real agudizó la situación, volviendo menos atractivo para los brasileños comprar del lado uruguayo. Esto naturalmente afecta el volumen de venta de los Free Shops, que están registrando una caída sostenida. Este es un asunto que nos preocupa y queremos llamar la atención a las autoridades.
CAÍDA SOSTENIDA Y PERDIDA DE PUESTOS DE TRABAJO. El sistema de Free Shops comercializa en nuestro país alrededor de trescientos millones de dólares por año y es un insumo muy importante de la economía nacional.
Según los datos de Fuecys el sector ocupa a cuatro mil trabajadores que, obviamente, cuando se dan frenos en la comercialización como el que está pasando ahora, pagan con su empleo. No diríamos que estamos en una situación dramática, sí en una ya severa restricción del comercio y una afectación que impacta directamente sobre los trabajadores que están yendo al seguro de paro.
Las soluciones pueden ser varias y siempre muy discutibles. Las empresas multinacionales de los Free Shops normalmente reclaman el instrumento de una rebaja en el canon y solicitan que el Estado disminuya la presión impositiva. Ese es un camino, no es al que yo me afilio.
El otro camino es ampliar la cantidad de productos, mejorar la oferta, hacer más atractivo para los brasileños el comercio del lado uruguayo. Brasil acaba de imponer una restricción que baja de trescientos a ciento cincuenta dólares lo que un brasileño puede comprar fuera del país y esto representa un impacto directo sobre nuestro comercio. Si se amplía la cantidad de productos hay más atractivo para el que viene a comprar desde Brasil.
LOS FREE SHOPS BRASILEÑOS. Estamos además ante otra acechanza que es la definitiva instalación, en por lo menos diez ciudades fronterizas, de un doble sistema de Free Shops. Los brasileños ya aprobaron por ley un sistema para este tipo de comercio en las ciudades gemelas de su frontera. Brasil tiene 28 localidades con esas características en toda su frontera de las cuales 10 se relacionan con Uruguay.
En el Consejo de Ministros que se desarrolló en Melo, el Canciller de la República anunció que este tema iba a estar en la agenda de la cumbre con la presidenta del Brasil. La reunión entre Vázquez y Rousseff tuvo lugar tres meses después. Nosotros no tenemos noticias todavía si se avanzó en la implementación.
El sistema brasileño es absolutamente diferente al nuestro, es de listas negativas. Esto significa que Brasil sólo establecerá lo que no se puede vender, todo lo que no esté en esas listas sí se podrá .Uruguay en tanto tiene listas positivas que establecen qué es lo que se puede vender.
Modificar el listado es una historia muy compleja que ha llevado centenares de reuniones, horas de trabajo y es un tema que complica muchísimo la relación entre el sistema de Free Shops y el Ministerio de Economía.
Lo que viene no parece ser muy auspicioso no solo porque no vemos que los brasileños tengan condiciones de comprar mejor en la frontera sino que además están tomando medidas y cuando el Brasil toma medidas, vaya si nosotros las sentimos! Las acechanzas, insisto son, por un lado, la restricción de lo que cada brasileño puede comprar en el exterior y por otro la instalación de esos comercios gemelos los que, es previsible, van a arrancar otorgando algunos beneficios respecto a los nuestros.
Ampliar la lista de productos, preparar y fortalecer nuestro sistema de Free Shops ante estas acechanzas. Este es el desafío de la hora. Uruguay debe apurar sus pasos en la instrumentación y el mejoramiento eficaz de nuestro sistema comercial fronterizo, miles de uruguayos lo necesitan.
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