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Educar jugando

26.Feb.2018

imagen: Portal del CEIP

 

El pasado 8 de febrero se realizó el cierre de una nueva edición del Programa Educativo de Verano (PEV) desarrollado por el Consejo de Educación Inicial y Primaria.[1] Este año el Programa incluyó a unas 12.000 niñas y niños de todos los departamentos del país, distribuidos a lo largo de 139 escuelas. Varios gobiernos departamentales (Canelones, Maldonado y Rocha) jugaron un activo papel brindando infraestructura y recursos para el desarrollo de las actividades. El plan está dirigido a alumnos de educación inicial y primaria, tanto pública como privada.

Este tipo de actividades que incorporan a la escuela en los meses de vacaciones tiene ya una larga tradición en nuestro país. Se vienen llevando a cabo hace casi treinta años. La suma de experiencias y la búsqueda de una finalidad educativa hacen que el programa sea una vivencia muy enriquecedora para todos sus participantes.

La iniciativa tiene su origen a comienzos de la década del 90, bajo el gobierno del Partido Nacional, con el objetivo de brindar alimento, a través de comedores, a niños de bajos recursos. Esto era acompañado con actividades recreativas a cargo de profesores de educación física. De hecho,  el programa fue bautizado Verano Solidario ya que su principal finalidad fue otorgar comida utilizando la infraestructura de las escuelas.

En el año 1997 se generó un encendido debate tras la decisión del Codicen presidido por Germán Rama de suspender el programa. Desde el gobierno se argumentó que el Verano Solidario cumplía, únicamente, con la función de brindar alimento a niños de bajos recursos, sin atender temas educativos. [2] El Herrerismo realizó duras críticas al gobierno esgrimiendo que la cancelación se debía a razones político partidarias. El Frente Amplio respaldó la necesidad de mantener el programa, ya que se trataba de un instrumento social para llegar a los sectores más desfavorecidos.

Desde el Foro Batllista, se respondió que el Codicen se encontraba trabajando en una propuesta más amplia, que además de la alimentación, atendiera factores educativos. Y se afirmaba que el programa volvería al año siguiente. [3]

El Verano Solidario se reanudó en 2002 bajo la presidencia de Jorge Batlle, recibiendo críticas desde diferentes ámbitos por la escasez de recursos asignados.

El programa se ha mantenido a lo largo de los años, tomando en 2008, el nombre de Verano Educativo. El paso del tiempo ha permitido conformar una propuesta integral que tiene su eje en el componente lúdico pero enmarcada en aspectos educativos y pedagógicos.

Establecer una comparación entre la propuesta actual y la de sus inicios parece ser muy forzado. Sin desconocer que comienzo tienen las cosas, se ha pasado de un servicio de alimentación a una propuesta global que expande el tiempo pedagógico, con énfasis en lo educativo, utilizando medios lúdicos como nexo para acercarse al conocimiento.

En esta edición los 12.000 participantes contaron con 225 maestros, 191 profesores, 234 auxiliares y 139 directores. Los alumnos ingresaron a las 8:30 y terminaron la jornada a las 13:30, recibiendo el desayuno y el almuerzo elaborado por nutricionistas.

En Atlántida y Maldonado la jornadas se extendieron hasta la tarde, atendiendo las necesidades de muchas familias que, siendo residente o no, manifestaron la necesidad de una atención para sus hijos durante la jornada laboral. Los recursos para la ampliación del horario fueron aportados por las intendencias.

Con la experiencia acumulada a lo largo de los años se ha puesto hincapié en los intereses de los escolares. Este año funcionaron talleres de robótica, programación, lectura, teatro, clases de ajedrez, de patin, creación de huerta, etc. Y si hablamos de los intereses de los niños y niñas no podían faltar las actividades acuáticas y los campamentos.

Desde las autoridades del Consejo se ha dejado en claro que el programa no se trata de una colonia de vacaciones ni una guardería para que los padres dejen a sus hijos mientras trabajan o descansan. Verano Educativo se asienta sobre un objetivo pedagógico-educativo a través de lo lúdico.

El programa ha demostrado muchas fortalezas. Ir a la playa o a una piscina no es solamente disfrutar del agua, sobre todo cuando se hace dentro de un marco institucional. Hacer una salida en grupo requiere de respetar normas de conducta, de convivir con compañeros y extraños, de adaptarse a nuevas situaciones, de aprender a relacionarse con el medio ambiente.

Encontrar a un docente con sus alumnos fuera de un salón de clases genera un vínculo diferente que redunda un mayor conocimiento y que, en general, permite crear un lazo afectivo mucho mayor. Es un factor que enriquece mucho la tarea docente.

Al mismo tiempo, el plan, implica otros desafíos para el docente, como por ejemplo enfrentarse a niños y niñas de diferentes edades, ya que el programa no divide en grados. Las estrategias y formas de abordaje deben ser, necesariamente, mucho más amplias que las que se desarrollan día a día en el aula.

Otro punto destacado del Verano Educativo es que posiciona a la escuela en otro lugar. Además de estar presente a en la vida de esos niños y niñas durante los doce meses del año (no en su totalidad), muestra otro lado de la institución. Marzo no representa volver a la escuela sino continuar asistiendo. La escuela muestra otra faceta más amigable que se suma a las experiencias de los niños. La escuela es vista desde una nueva perspectiva.

Todo esto redunda en una extensión del tiempo pedagógico que será de utilidad al comienzo del año lectivo. Porque además de divertirse, conocer nuevos lugares (para muchos niños y niñas el programa ha sido la posibilidad conocer la costa o salir de campamento), visitar un teatro, aprender robótica o cómo hacer una huerta, la convivencia crea hábitos que son aplicables dentro de un salón de clases.

Verano Educativo 2018 deja una muy buena experiencia, enriquecedora para todos sus participantes y que abre la puerta a una alternativa diferente de acercar a nuestros niños y niñas al conocimiento y a los ámbitos formales de educación. Sería deseable continuar ampliando esta propuesta para que contemple a un número mayor de escolares.

 


[1] Con la colaboración del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), el Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU), Antel, el Programa Pelota al Medio a la Esperanza del Ministerio del Interior, el Sindicato Único de Telecomunicaciones (SUTEL) y la empresa Unilever.

[2] "...nunca tuvo un carácter social claramente definido ni tampoco un carácter educativo. Nuestra tarea no es organizar las vacaciones de la población sino educar a la población escolar." Germán Rama en: Diario El Observador, 11/01/1997, p. 4.

[3] "...el CODICEN está estudiando un programa mucho más completo, más técnico para que realmente se logre el objetivo que se busca, que no solamente es darle un plato de comida a un niño; no es ese el único objetivo que se busca y es el único objetivo que se cumplía." Carlos Lago en: Crónicas, 24/01/1997, p. 7.